Hace unas semanas me llegó un email con una invitación a probar un vehículo motorizado un tanto especial. Se trata de un híbrido entre un coche y una moto, el BRP Can Am Spyder, de la firma Bombardier conocida por sus motos de agua y de nieve; aquí tenéis su web:
http://spyder.brp.com/es-ES/
La curiosidad me apretaba así que Laura y yo nos apuntamos y lo hemos probado esta tarde. Todo comienza en un club de golf donde firmas el ya habitual "yo sé lo que me hago y si pasa algo es solamente responsabilidad mía" y nos enseñan un vídeo de unos 15 minutos donde explican las bondades el control de tracción, de estabilidad y el ABS del aparato. Tras esto, una mini práctica en circuito cerrado para coger el tranquillo al chisme:
A saber:
- el spyder no se inclina, no tumba. He aquí la madre del cordero y donde se cuaja gran parte de lo bueno y lo malo del aparato.
- el spyder es bastante ancho, casí como un coche y diría que más que un Smart.
- tiene marcha atrás, cosa que echo de menos en la Varadero
- solo tiene freno en el pie. No hay ningún tipo de leva en la mano derecha.
- lo hay con cambio manual de 5 velocidades o secuencial. Si ya es bastante complicado aclimatarse a llevar algo tan diferente, no quise andar con más inventos y me quedé con el manual.
- es un motor rotax de 1000c.c. y 105 caballos.. y con dirección asistida
Tras el circuito, nos pusimos en marcha a hacer unos kilómetros en carretera abierta con dos monitores, uno delante y otro detrás. A Laura no la dejaron venir conmigo y se puso con el monitor, justo delante mío. A ver si soy capaz de detallar todo:
1. como decía, el spyder no tumba. Esto hace que sea muy exigente el llevarlo en una zona de curvas debido a que tienes que apretar firmemente con los muslos el depósito, echar el cuerpo hacia dentro de la curva, sujetar firmemente el manillar y aguantar con fuerza. Si no lo haces así, con facilidad puedes llegar a levantar una de las ruedas delanteras, momento en el que juega el control de estabilidad, cortando inyección y volviendo a poner todo en su sitio.
2. la dirección asistida hace que un leve movimiento del manillar haga balancear toda la máquina. Creo que no pasamos de unos 100km/h en un momento de punta, pero a 130, 140, habría que andar muy muy suave con él.
3. es un juguete. Es un juguete endiabladamente divertido de verdad: no se me ha quitado la sonrisa durante todo el rato que duró el paseo
4. ...pero igualmente es exigente y he llegado sudando. Con la moto hubiera hecho el mismo recorrido sin prácticamente cansarme y supongo que más rápido sin correr ningún riesgo y es que el tema de no inclinar en las curvas lo penaliza bastante en este sentido.
5. El pasajero sufre y bastante. Laura ha hecho miles de kilómetros en moto y hoy lo ha pasado bastante mal, sensación compartida con el resto de acompañantes que había por allí. La razón es que si para piloto es exigente, para el acompañante el hecho de no tener un manillar para agarrarse y que las agarraderas de que dispone, aunque muy grandes, no ofrecen la palanca suficiente como para ir a gusto, hace que llegue a ser un pequeño suplicio porque en cada curva te quiere echar para fuera. El respaldo que se puede poner como opción aparentemente recoge mucho el cuerpo y si se piensa llevar a alguien detrás, es prácticamente obligatorio. La cosa mejoraría, sin duda.
6. El asiento es muy cómodo para el acompañante. El del piloto también, aunque quizá un poco blando.
7. No tiene gran espacio de almacenamiento de serie aunque probablemente se pueden poner unas Givi que lo solucionen.
8. No gira gran cosa, lo que penaliza las maniobras en parado. A cambio, tiene una marcha atrás un tanto compleja de poner en marcha pero muy suave. Ya la quisiera yo para la Varadero.
9. Aunque lo intenté poner un poco en aprietos, el ABS y los controles de estabilidad y tracción funcionaban a la perfección. Si le buscabas las cosquillas sencillamente cortaba inyección y notabas como el motor dejaba de empujar y la máquina se mantenía derecha sin problemas aunque en algunas curvas la pude poner sobre dos ruedas (aunque la que se levantaba lo hacía no mas de unos centímetros). Eso si, frena como un demonio.
10. En los semáforos serás el centro de atención de todas las miradas, eso os lo puedo asegurar.
Conclusión:
como todo juguete, es muy divertido para un rato pero no supera a la moto a la hora de hacer un viaje ni mucho menos en el día a día. Cuando nos montamos en Éleonor para volver a casa, Laura respiró: poder tomar una curva con las manos sueltas y totalmente relajada es todo un alivio. Sin duda, nos quedamos con ella
Ah! unos 17.000 euros tienen la culpa.
¡Saludos y 1000L'sss!
